6 de mayo de 2024
El clima, una vez más protagonista principal de la campaña.
Un punteo de lo que sucede por estos días con la cosecha de los principales cultivos en la región núcleo.
Las temperaturas registradas recientemente en el sur de la región núcleo, particularmente en el noreste de Buenos Aires, casi rozaron el punto de congelación, con un mínimo de 0,3 grados en Chacabuco. Estas condiciones frías, según informó recientemente la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), si bien no alcanzaron para constituir heladas, sí estuvieron por debajo del umbral crítico para la “chicharrita”, una plaga que ha adquirido notoriedad en esta temporada por su impacto negativo en los cultivos, especialmente en el maíz.
Este factor climático se da en un contexto donde abril se despidió con un promedio de lluvias un 65% superior al habitual, acumulando hasta 251 mm en localidades como Junín. Estas precipitaciones, que superaron ampliamente las medias históricas, han contribuido a un retraso significativo en la recolección de los cultivos. Normalmente, para estas fechas, el 90% de la soja de primera debería estar cosechada, sin embargo, solo se ha alcanzado un 73%. Este retraso es aún más pronunciado en la soja de segunda, que apenas alcanza un 40% de avance, quedando 25 puntos porcentuales por detrás de lo usual.
Según las recientes proyecciones internacionales, el forzante Niño ya casi no ejerce influencia, está dando paso a una corta neutralidad y finalmente a una nueva Niña, explica el consultor Elorriaga. Esta transición climática puede estar influyendo en los patrones de precipitación y temperatura, complejizando el panorama para los productores.
Esta campaña, además, se enfrenta un fenómeno inusual: la superposición de la cosecha de soja de primera y segunda con el maíz temprano y tardío, un escenario que los técnicos califican de “locura”. La falta de ventanas climáticas adecuadas para las labores agrícolas y la urgencia por recolectar han llevado a cosechar granos con niveles de humedad superiores a lo ideal, lo que podría afectar la calidad del producto final.
La cosecha de maíz temprano muestra una dinámica similar. Con un avance del 80%, aún restan cerca de 200.000 hectáreas por recolectar, y la falta de maquinaria y una infraestructura adecuada solo agravan el panorama. Por otro lado, el maíz tardío se anticipa para mediados de mayo, dos meses antes de lo habitual, debido al daño causado por la “chicharrita” y el temor a pérdidas significativas. Los informes sugieren que las plantas afectadas por Spiroplasma presentan una marcada diferencia en peso y calidad respecto a las sanas, anticipando una cosecha decepcionante para muchos productores.
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