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28 de octubre de 2024

Modelo que crece y se consolida: en las gallinas “libres” están los huevos “de oro”.

Los huevos de gallinas pastoriles se diferencian de los convencionales e industriales no solo por su calidad superior, sino porque también aportan a una alimentación saludable y promueven el desarrollo local de pequeños emprendimientos.

Las gallinas ponedoras que pastorean libres tienen menos posibilidades de enfermarse y mejores condiciones que en la producción convencional de huevos.

Tal es el beneficio que generan al sistema, que cada día más productores se suman a esta estrategia productiva, que, además de ser innovadora, es sostenible.

Para evaluar su impacto en la cadena de valor, desde el INTA acompañan a productores en la crianza de pollitos, bienestar de las gallinas y su alimentación, ya sea a través de raciones de alimento balanceado o elaboración casera de su propio alimento.

De acuerdo con estos estudios, estas gallinas producen huevos más nutritivos que las que habitan en jaulas, y no solo los superan en color de la yema y consistencia de la clara, sino que brindan una mejor alimentación.

Los expertos del INTA acompañan a los productores en las reuniones que realizan mensualmente, donde todos los participantes visitan los gallineros de cada productor para realizar una supervisión cruzada.

También asesoramos en la evaluación de costos de la producción y en la comercialización, explorando canales digitales de comercialización”, agregó Martínez Baccini.

UNA PROPUESTA DE VALOR PARA LOS HUEVOS DE GALLINAS “LIBRES”.

La propuesta que lleva adelante el INTA y estos pequeños productores es que las gallinas no estén hacinadas en jaulas, que sean libres de caminar y de realizar sus baños de tierra como método natural para mantenerse saludables y libres de parásitos externos.

Además, que tengan la posibilidad de complementar su dieta con insectos y pastos. Todo esto hace que su bienestar sea mayor y que se encuentren en mejores condiciones que en la producción convencional.

En este sentido, los huevos de gallinas pastoriles se diferencian de los convencionales e industriales, no solo por su aspecto típico de gallinas de campo, con diferentes coloraciones de las cáscaras del huevo y de tamaño considerable, sino por su calidad, con yemas de coloración más marcada, de un amarillo intenso, producto del consumo de cereales (maíz) y pasto (debido a sus carotenos), y de insectos que encuentra en su caminata diaria, por los que incorpora proteína animal.

Asimismo, este tipo de emprendimientos promueve las producciones familiares eficientes. Consumir este tipo de huevos, no solo aporta en una alimentación saludable, sino que también promueve el desarrollo local y el arraigo rural.

“Se cuida la inocuidad del producto, desde las instalaciones hasta la entrega al consumidor, considerando que son productos frescos, que no suelen acopiarse. Trabajamos para mejorar cada día en estos aspectos”, puntualizó el entrevistado.

UNA “COMARCA” DE SABOR.

Ignacio Citti es productor del emprendimiento El Petricor, ubicado en el barrio sustentable Prados del Sol, a 6 kilómetros de Tornquist, en Buenos Aires. Este negocio productivo sustentable, trabaja con INTA en frutales, huerta y cereales desde hace varios años.

De a poco nos fueron incentivando a la producción de huevos para diversificar el sistema hasta que, en 2020, empezamos con unas 30 pollitas. A medida que íbamos tomando confianza y ganando experiencia, fuimos creciendo hasta hoy tener 100 gallinas en postura y 80 pollitas en crianza.

La producción de huevos de gallinas libres tiene para el productor un valor agregado fundamental. Principalmente el bienestar animal, por lo que Citti señaló que “la gallina vive una vida sin estrés, más acorde a su naturaleza, con menos posibilidades de enfermarse y mejores condiciones que en la producción convencional”.

Esto produce que los huevos sean más nutritivos. “Hay estudios que comparan nutricionalmente huevos de gallinas felices con huevos de gallinas a jaula y no solo los superan en color de la yema y consistencia de la clara, sino que alimentan más y mejor”, agregó Citti.

En el proyecto El Petricor se utiliza un sistema de gallineros móviles arrastrables que se diseñó junto con profesionales del INTA. Este grupo de productores avícolas se conformó gracias al seguimiento del INTA. “Nos reunimos para conocernos e intercambiar experiencias al mismo tiempo que los profesionales del INTA hacían énfasis en determinados puntos importantes que debíamos cumplir, relativos al manejo sanitario, bienestar animal y dieta de nuestros planteles.

“CAMINAR EN LIBERTAD”.

Por otro lado, en el predio de la Escuela Rural n°17, –dentro de la estancia Fortín Chaco, a 25 kilómetros de Tornquist–, Karen Martín cría y cuida unas 90 gallinas, entre coloradas y negras, que pastorean libres. Allí produce huevos de campo, frescos, proteicos, de gallinas libres.

Todas las mañanas ponen huevos en sus nidales y a las 14 horas aproximadamente salen del corral a pastorear y caminar en libertad, y regresan a la hora que quieren. Siempre tienen su ración de alimento balanceado que nos permite complementar la dieta de los animales para asegurarnos que no les falte nada, también somos muy cuidadosos con la limpieza del gallinero, de los bebederos (agua fresca todos los días), y puntualizamos mucho en el bienestar animal.

Gracias al trabajo realizado por los profesionales del INTA, se logró un acuerdo con una fábrica de balanceados local, que permite tener un 10% de descuento en la compra de alimentos balanceados. Esto ayuda a los productores a disminuir los costos y desde la empresa, en conjunto con el INTA, ayudan a promocionar el desarrollo de estos emprendimientos.

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