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30 de enero de 2025

Una desgravación con impacto incierto en la cadena cárnica

La eliminación de los derechos de exportación sobre los cueros vacunos podría modificar el equilibrio en el mercado interno y externo. Aunque el sector celebra la medida, la depreciación global del cuero y el nuevo esquema de costos generan dudas sobre su verdadero efecto en la cadena productiva.

La reciente decisión del Gobierno de reducir a cero los derechos de exportación para los cueros bovinos—incluyendo los salados, wet blue y procesados—abre una nueva etapa para el sector frigorífico y curtidurías. La medida, que forma parte del paquete de desgravaciones aplicado a productos agrícolas y regionales, busca potenciar la competitividad exportadora. Sin embargo, en un mercado global donde el valor del cuero ha mostrado una persistente depreciación, la gran incógnita radica en cómo se redistribuirán los márgenes dentro de la cadena cárnica.

Hasta ahora, la exportación de cuero vacuno estaba sujeta a un gravamen del 5%, cifra que, si bien relativamente baja, impactaba en la ecuación de costos de los exportadores. Más allá de este alivio tributario, lo que genera mayor expectativa es la eliminación de un cargo fijo que se aplicaba a las ventas externas de cueros salados y wet blue. Este cargo, determinado por la brecha de precios entre el mercado interno y el de Chicago, actuaba históricamente como una barrera protectora para la industria curtidora local.

La supresión de esta restricción podría derivar en una mayor capacidad de pago de los exportadores y, en consecuencia, en un reacomodamiento de los valores dentro del circuito comercial. Si esta dinámica se traduce en un incremento en el precio de los cueros frescos, las plantas de faena podrían obtener un mejor recupero por este subproducto, afectando los créditos que reciben los frigoríficos o incluso la relación entre el valor de la hacienda y el precio final de la carne en el mostrador.

El interrogante central es cómo se distribuirá este posible margen adicional a lo largo de la cadena. Desde los productores ganaderos hasta los consumidores finales, cada eslabón del sector cárnico podría experimentar efectos distintos según la magnitud del beneficio real que implique la desgravación. En un contexto donde los costos y la competitividad juegan un papel clave, la medida representa una oportunidad, pero también una incógnita cuyo impacto definitivo dependerá del comportamiento del mercado y de la capacidad de absorción de los distintos actores involucrados.

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