18 de junio de 2025
El cerdo barato nos cuesta caro

Productores locales denuncian desventajas frente a la importación de carne porcina con ractopamina, un aditivo prohibido en más de 160 países pero aún permitido en Argentina.
Mientras la producción nacional cumple con normas sanitarias más estrictas desde hace casi dos décadas, la carne de cerdo importada que ingresa al país lo hace con condiciones más laxas. Así lo denunció la Federación Porcina Argentina durante una jornada organizada por la Mesa de las Carnes, donde se encendieron las alertas por el uso de ractopamina, un promotor de crecimiento vetado localmente desde 2006, pero habilitado para cortes provenientes del exterior.
Daniel Fenoglio, referente de la entidad, apuntó directamente contra esta situación que, según explicó, representa una competencia desleal. “Brasil no usa ractopamina para venderle a la Unión Europea, a China o a Rusia, pero sí la aplica cuando exporta a Argentina y Uruguay. Nos están dejando en clara desventaja”, sostuvo.
La ractopamina permite producir carne magra a menor costo, reduciendo gastos entre un 5% y un 10%. Aunque no presenta riesgos para la salud, su uso genera un desequilibrio comercial: mientras los productores argentinos cumplen con estándares más exigentes, deben competir contra productos más baratos y sin las mismas exigencias.
“La normativa argentina permite importar carne con ractopamina, pero no usarla en la producción local. Eso es ilógico, anacrónico y nos perjudica directamente”, señaló Fenoglio, quien pidió avanzar en una prohibición definitiva de este tipo de productos importados.
Desde el sector porcino sostienen que el mundo avanza hacia modelos de producción más naturales y sustentables, y que Argentina no puede quedar rezagada en ese proceso. La competitividad, remarcan, también se construye con reglas claras y justas.
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