31 de julio de 2025
Guerra arancelaria de Trump en la mira

La industria alimentaria de EE.UU. advierte sobre el impacto millonario de los aranceles en los precios al consumidor, mientras la Casa Blanca mantiene su postura.
Desde el corazón de la industria gastronómica estadounidense, una alarma resuena con fuerza: los posibles nuevos aranceles impuestos por la administración Trump sobre alimentos y bebidas importadas podrían generar pérdidas devastadoras y un aumento directo en el costo de los menús para los consumidores. La Asociación de la actividad, que agrupa a los principales actores del sector, ha elevado su voz ante el Gobierno de Donald Trump, solicitando la exención de productos provenientes de México y Canadá, advirtiendo que un impuesto del 30% podría significar una sangría de USD 15.160 millones anuales para los restaurantes.
La preocupación es palpable. En una carta enviada al Representante Comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, la Asociación Nacional de Restaurantes manifestó su "extrema preocupación" por la posibilidad de nuevas barreras comerciales. Subrayaron que las interrupciones en los ya ajustados márgenes de ganancia de los restaurantes inevitablemente se traducirían en precios más altos para quienes comen fuera de casa.
Pero el foco no se limita solo a sus vecinos del norte. La misiva también alertó sobre los "desafíos significativos" que plantearían los aranceles a Brasil y la Unión Europea. Desde café y carne vacuna brasileña (especialmente los cortes magros esenciales para hamburguesas) hasta vinos y licores europeos, la cadena de suministro de los restaurantes se vería seriamente comprometida.
A pesar de estos contundentes reclamos, la postura de Donald Trump parece inamovible. El presidente ya ha impuesto aranceles del 15% a la Unión Europea y Corea del Sur, y un impactante 50% a Brasil, desoyendo no solo a la industria restaurantera sino también a los propios importadores de carne de EE.UU., quienes insisten en que el aumento de los aranceles sobre la carne brasileña se reflejará directamente en el precio de la carne picada para hamburguesas, un producto de consumo masivo. La tensión comercial se mantiene, y la mesa de los estadounidenses podría sentir el impacto.
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