Las precipitaciones de julio cambiaron el panorama agrícola. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el 73% de la región pampeana acumuló entre 50 y 300 milímetros más que el promedio histórico en lo que va del año. Este aporte hídrico permitió que el 80% del trigo se encuentre en condición muy buena.

En el maíz, las perspectivas son dispares. En el centro del país, la intención de siembra creció un 20%, impulsada por márgenes más ajustados para la soja y un punto de partida favorable en reservas de humedad. En cambio, en el norte, la presencia de chicharrita encendió las alarmas.

En Santiago del Estero, la proyección es que el área se distribuya en un 60% para maíz, 40% para soja y un incremento en girasol, con la necesidad de diversificar rotaciones que hoy son mayormente soja-soja o soja-trigo-soja. Sin embargo, los técnicos advierten que sembrar maíz temprano podría aumentar la presión de inóculo para los cultivos posteriores.

En Chaco, aunque se espera un leve aumento de siembra, las cifras están lejos de los niveles previos al brote de chicharrita. Las trampas en Gancedo, Pinedo y Sachayoj registran más de 300 insectos, un nivel considerado muy alto. Incluso se detectó la plaga en lotes de trigo, que si bien no resulta afectado, actúa como hospedante durante el invierno.

Además de la plaga, los márgenes ajustados y los altos costos logísticos limitan la expansión del cereal en el norte, dejando al algodón y al girasol como alternativas más rentables.

En el centro del país, en cambio, el maíz se afianza como opción, incluso con una incipiente exploración hacia la integración con ganadería en algunas zonas. En el sudeste bonaerense, la superficie destinada al cereal se mantendría sin cambios respecto al ciclo anterior.