15 de octubre de 2025
La carne argentina enfrenta su paradoja más dura

Aunque la demanda local e internacional sigue firme, producir carne en Argentina hoy genera pérdidas. Con márgenes negativos, costos en alza y precios que no acompañan, los productores caminan sobre una cuerda floja. Sin embargo, la eficiencia y los mercados externos ofrecen una salida posible.
Un negocio emblemático que perdió su brillo
La carne argentina es sinónimo de prestigio en todo el mundo. Su calidad inigualable mantiene una demanda sólida tanto en los hogares del país como en los mercados más exigentes del planeta. Sin embargo, detrás de ese éxito comercial se esconde una realidad preocupante: producir carne hoy no es rentable. Los números no mienten. Los márgenes se deterioran, los costos suben y la rentabilidad se evapora incluso con la demanda más fuerte en años.
La ecuación que no cierra
Según un reciente análisis sectorial, la actividad de engorde de hacienda muestra un margen bruto negativo de unos 85.000 pesos por animal. Es decir, producir genera pérdida incluso antes de sumar otros costos como el financiamiento. En un contexto de consumo interno estable y exportaciones activas, la paradoja se vuelve evidente: se vende más, pero se gana menos.
Precios atrasados y costos en ascenso
Para alcanzar el punto de equilibrio, el precio de la hacienda debería aumentar alrededor de un 10%. Ese ajuste apenas permitiría dejar de operar en rojo. Pero el cálculo no contempla el costo financiero, que se encareció con las tasas actuales. Tampoco incluye la suba sostenida en los insumos. El costo por kilo producido pasó de $2.500 a $2.700, impulsado por la soja y la volatilidad cambiaria, más que por el maíz, como suele suponerse.
Eficiencia, la verdadera salida
El problema, sin embargo, no se resuelve solo con una mejora de precios. La rentabilidad de fondo depende de un cambio profundo en la eficiencia productiva. Los especialistas coinciden en que el sector debe concentrarse en mejorar los índices de preñez y destete, aumentar el peso de faena y optimizar la gestión de los sistemas de cría y engorde.
Ser más eficientes no solo aumenta la rentabilidad, también brinda mayor resistencia frente a las variaciones del mercado y del clima. En un negocio tan sensible al ciclo económico, esa capacidad de adaptación puede marcar la diferencia entre ganar o perder.
El desafío y la oportunidad del mercado global
El futuro del negocio ganadero se juega, en buena parte, fuera del país. Los acuerdos con Estados Unidos y la Unión Europea, sumados a la recuperación de la demanda de alto valor, representan una oportunidad concreta para reposicionar la carne argentina. No obstante, el mercado chino —clave por volumen— enciende una luz amarilla: su menor ritmo de compras podría afectar la balanza exportadora.
El gran desafío será entonces apuntar a mercados de mayor valor agregado, donde la calidad argentina se traduzca en mejores precios y en una verdadera recuperación del productor.
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