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Arsénico y Flúor en Agua, guía Esencial.

Los altos niveles representan una amenaza para la salud humana y la de los animales.

El arsénico está presente, en niveles altos, en las aguas subterráneas de muchas provincias argentinas (Buenos Aires, San Luis, Entre Ríos, Córdoba, La Pampa, etc.) y en países vecinos. Puede estar en dos formas, inorgánica, que es muy tóxica, u orgánica que es menos tóxica.

El consumo prolongado, especialmente el inorgánico, puede causar cáncer y lesiones cutáneas. También se ha asociado a problemas de desarrollo, enfermedades cardiovasculares, etc.

El arsénico, después de ser absorbido pasa al torrente sanguíneo, es distribuido en los diferentes órganos, depositándose principalmente en la piel, el pulmón, hígado, riñón, sistema nervioso y corazón. El hígado tiene la capacidad de transformar cierta cantidad de arsénico a la forma orgánica que es menos perjudicial. La mayor parte se eliminan a través de la orina en pocos días, aunque a veces puede permanecer varios meses. Otras vías de excreción menos importantes son heces, sudor, etc.

Niveles de tolerancia del arsénico. Consumo humano: 0,05 mg/l (0.05 ppm o 50 ppb) de arsénico según el Consejo Hídrico Federal de Argentina. Mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció como límite máximo 0.01 mg/l (0.01 ppm o 10 ppb). Consumo animal: 0,2 mg/l (0.2 ppm o 200 ppb).

Situación.

Los primeros síntomas de una exposición prolongada (5 años) a altos niveles de arsénico inorgánico en aguas y/o alimentos se observan en la piel (cambios de pigmentación), lesiones cutáneas, durezas y callosidades en las palmas de las manos y las plantas de los pies (hiperqueratosis). Cuando esto ocurre puede terminar en cáncer de piel, de vejiga o de pulmón.

Flúor.

El flúor es esencial para mantener la solidez de los huesos y proteger el decaimiento dental, tanto en los seres humanos como en los animales. Se recomienda un consumo diario no mayor de 0.1 mg/l de flúor a través de los alimentos y/o del agua para mantener los huesos y dientes saludables. Sin embargo, cuando se consume “agua” con exceso de flúor se producen caries, osteoporosis (fluorosis esquelética), daños en los riñones, huesos, nervios y músculos. Se altera el crecimiento de los huesos (destete y recría en la hacienda) provocando menor peso al nacer. También afecta a las vacas lecheras, especialmente durante el verano.

El flúor no atraviesa la placenta ni puede llegar a la leche o al calostro, por ende, un bebé o el ternero se puede afectar, solamente, cuando consume agua con altos niveles de flúor.

Tolerancia del flúor.

Consumo humano o animal: La OMS recomienda como límite máximo 1,5 mg/l (1.5 ppm) de flúor. Los valores de referencia. (mínimos y máximos) están influenciados por la temperatura ambiente. El moteado de los dientes aparece con concentraciones de 2 a 5 mg/l. La intoxicación crónica ocurre con consumos de 15 mg/día, aunque los riesgos empiezan con una ingesta superior a 6 mg/día.

En un valioso trabajo, Pérez Carrera, A. y Fernández Cirelli, A. del Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua de la Facultad de Ciencias Veterinarias (UBA) en el sudoeste de esta provincia de Córdoba, una de las zonas más afectadas del país, encontraron que los niveles de arsénico y flúor superan las tolerancias establecidas por las dos organizaciones citadas más arriba. Mientras que el resto de los compuestos químicos (sulfatos, cloruros, carbonatos, etc.) se encuentran dentro de los límites recomendados. Respecto de la sintomatología ocasionada por exceso de consumo de flúor, los animales jóvenes son más afectados que los adultos. Entre los síntomas característicos se destacan: menor tamaño, forma, color y caída de los dientes.

Se observa falta de crecimiento y pérdida de estado corporal. En los huesos, osteomalacia, osteoporosis, por una alta movilización del calcio y fósforo para compensar las pérdidas de flúor por orina. Los huesos tienen mayores riesgos de fracturas óseas.

Prevención y control.

Existen diversas opciones para reducir los niveles de arsénico y/o flúor en el agua potable para consumo humano, sustituir aguas contaminadas por otras con bajos niveles de estos elementos, mezclar agua con bajos niveles de arsénico y/o flúor con agua de concentración más elevada de ambos elementos químicos a fin de conseguir más cantidad de agua con un nivel de concentración aceptable, instalar sistemas de eliminación del arsénico y/o flúor, entre ellas se destacan la oxidación, la coagulación-precipitación, la absorción, el intercambio de iones y diversas técnicas de membranas, a través de purificadores con filtros especiales que se venden en el mercado, con un solo comentario, muchos de ellos no eliminan ninguno de estos elementos.

 

 

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