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31 de octubre de 2025

Uruguay reafirma su estrategia de vacunación y consolida su seguridad sanitaria

Con una política sanitaria firme, animales más pesados y mercados premium consolidados, Uruguay refuerza su modelo ganadero basado en la estabilidad, la previsibilidad y el prestigio internacional. Su estrategia, centrada en la vacunación contra la fiebre aftosa, le permite combinar seguridad sanitaria, calidad y confianza comercial.


AUDIO: Rafael Ferber  Presidente ARU (Uruguay)


Uruguay se consolida como uno de los países ganaderos más estables y predecibles del mundo. Su política sanitaria, basada en mantener el estatus de libre de fiebre aftosa con vacunación, es una decisión estratégica que no admite debate interno. Para el país, esta medida es la mejor defensa frente a los riesgos sanitarios, ya que permite una rápida contención de posibles brotes y evita el alto costo económico que significaría retroceder en su estatus internacional.

La experiencia de naciones como Alemania, que invirtió sumas millonarias para controlar un brote sin vacunación, sirve como ejemplo de un camino inviable para economías más pequeñas. Uruguay, consciente de sus limitaciones, optó por un modelo preventivo que le ha permitido preservar su reputación sanitaria y sostener el acceso a mercados exigentes como Japón.

Desde el punto de vista comercial, el país exporta cerca del 80% de su producción y se posiciona como un proveedor de carnes premium. Sin embargo, su participación global es reducida, lo que lo obliga a diferenciarse por calidad, trazabilidad y cumplimiento. Su reputación como origen confiable se ha convertido en una ventaja competitiva frente a otros grandes exportadores.

El contexto internacional presenta señales alentadoras. La demanda china sigue firme, Estados Unidos enfrenta problemas de oferta y Europa necesita abastecerse a precios competitivos. No obstante, los analistas uruguayos llaman a actuar con prudencia ante la volatilidad del mercado y a prestar atención a la relación entre la proteína vegetal y la carne roja, un factor que podría incidir en la demanda futura.

En materia productiva, el país prioriza la eficiencia industrial mediante la faena de animales de mayor peso. Los novillos promedian los 500 kilos, con carcasas de entre 260 y 270 kilos, lo que permite diluir costos fijos y aumentar la rentabilidad. La mejora genética y la alimentación estratégica han sido claves para lograr estos resultados.

El sistema industrial, concentrado en pocas plantas de alto nivel competitivo, refleja la madurez del sector. A ello se suma un entorno político que aporta previsibilidad y continuidad. En Uruguay, los cambios de gobierno no alteran las políticas de largo plazo, lo que garantiza estabilidad a los sectores productivos.

Esa consistencia responde a una visión pragmática: en un país pequeño, con números ajustados, no hay margen para el populismo. La economía exige responsabilidad, y todos los gobiernos, sin importar su signo político, priorizan al agroexportador, la construcción y el turismo como motores del desarrollo.

El país, no obstante, reconoce un desafío interno: su capacidad para diagnosticar problemas supera su velocidad para corregirlos. Esa autocrítica, sin embargo, refleja la madurez de un sistema que privilegia la reflexión por sobre la improvisación.

Uruguay demuestra que la coherencia, la previsibilidad y la seriedad institucional pueden ser tan valiosas como la tierra o el ganado. En un escenario global incierto, el país se consolida como un faro de estabilidad en el mapa ganadero mundial.

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