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30 de abril de 2025

Paso importante, para el desarrollo de una vacuna para combatir la brucelosis porcina.

Investigadoras del CONICET en el Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral (IDEHU) y la Fundación Instituto Leloir dieron un paso importante para el desarrollo de una vacuna contra la brucelosis porcina.

Enfermedad de impacto en salud pública, que genera grandes costos económicos y para la que hoy no existe inmunización disponible. La brucelosis es una enfermedad causada por una bacteria, que se transmite de los animales a los seres humanos y es un problema de salud pública en la Argentina. 

Tiene un gran impacto económico porque infecta al ganado bovino, caprino y porcino, y si bien hay disponibles vacunas para prevenirla en vacas y en cabras, no existen para ser aplicadas en cerdos ni en personas. 

Pero ahora, investigadoras del CONICET en la Fundación Instituto Leloir y en el Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral (IDEHU) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) dieron un paso importante para cambiar esa historia: según publicaron en Frontiers in Immunology, un novedoso enfoque basado en vesículas liberadas por las propias bacterias es capaz de estimular las defensas inmunes de ratones y protegerlos de la infección.

Este avance representa un paso importante hacia el desarrollo de una vacuna contra la brucelosis porcina, que podría ayudar a controlar la transmisión de la bacteria y reducir su impacto en la salud pública y la producción animal, aseguró a la Agencia CyTA-Leloir la doctora en Química Biológica Magalí Bialer, primera autora del artículo junto con la doctora y Bioquímica Florencia Muñoz González.

Por su parte, la biotecnóloga Mariana C. Ferrero, coautora y quien desde la IDEHU compartió la coordinación del estudio con la doctora en Ciencias Químicas Angeles Zorreguieta, jefa del Laboratorio de Microbiología Molecular y Celular del Instituto Leloir, aseguró: “En nuestra investigación estudiamos una proteína llamada MapB, presente en la membrana de la especie Brucella suis, que es clave para mantener la integridad de la envoltura celular de la bacteria y, por lo tanto, un posible blanco para nuevas estrategias de prevención. En nuestro país continuó, Brucella suis infecta principalmente a los cerdos y es la que se aísla con más frecuencia en pacientes con brucelosis.

Primero, las científicas compararon las OMVs de la cepa normal de Brucella suis con las de una cepa modificada genéticamente de manera tal que no expresara la proteína MapB, y probaron su efectividad en ratones. Así, determinaron que la vacuna basada en las OMVs de la cepa modificada produjo una respuesta inmune más fuerte. Para evaluar la protección conferida por la vacuna, además expusimos a los roedores a la bacteria, simulando una infección real, y observamos que en los vacunados disminuyó el ingreso de Brucella.

Por su parte, Muñoz González añadió. También analizamos sueros de cerdos que habían sido infectados naturalmente con Brucella suis y encontramos que reconocían los antígenos de las OMVs, lo que sugiere que contienen los componentes necesarios para activar el sistema inmunológico en el hospedador natural.

Interconexión sanitaria.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) acuñó el concepto “Una Salud” para dar cuenta de un enfoque integral que reconoce la estrecha interconexión entre salud humana, animal, vegetal y el ambiente. Según esa entidad internacional, lo que afecta a uno, afecta a los demás.

En ese sentido, la brucelosis es una enfermedad infecto-contagiosa animal que el ser humano puede contraer a través del contacto con animales infectados, por consumir productos lácteos contaminados (como leche y quesos no pasteurizados) o a través de la inhalación de aerosoles (pequeñas partículas de la bacteria que 
se encuentran en el aire). También existe el contagio perinatal (de la mamá al bebé), pero no se disemina de persona a persona.

Es de distribución mundial y de gran importancia para la salud pública, dado que representa un riesgo alto de propagación a la comunidad. Además, genera grandes costos económicos porque provoca abortos e infertilidad en el ganado y resulta en una enfermedad incapacitante para las personas, provocando fiebre, dolor de cabeza, exceso de sudoración, fatiga, debilidad y falta de apetito, entre otros síntomas.

Hasta el momento se identificaron 12 especies de la bacteria Brucella, cada una de las cuales tiene distintos hospedadores. Aquellas con mayor potencial zoonótico (posibilidad de transmisión del animal al humano) son Brucella abortus, que afecta sobre todo a las vacas; Brucella melitensis, típica de cabras y ovejas y Brucella suis específica de los cerdos.

En Argentina, el primer caso reportado de brucelosis data de 1922, y a partir de 1960 se la incluyó dentro de los eventos de notificación obligatoria. Según un informe especial sobre el tema incluido en el Boletín Epidemiológico Nacional 712, “en 2023 se registró el mayor número de casos confirmados de brucelosis del período 
2019-2023 (…) con Brucella suis como la especie más común (60%), seguida de Brucella abortus (17%) y Brucella melitensis (13%)”. A nivel mundial, se reportan 
500 mil casos anuales y se estima que 2.400 millones de personas están en riesgo de contraer la enfermedad.

Nuestros hallazgos indican que las OMVs son prometedoras candidatas vacunales porque generan una respuesta inmune fuerte y brindan protección frente a la infección con Brucella suis, enfatizó el director del IDEHU y coautor del trabajo, el bioquímico Pablo Baldi.

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