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2 de mayo de 2025

Exportadores en crisis: La carne argentina pierde terreno

Tras un año de récord histórico, los frigoríficos enfrentan caídas en la producción, despidos y una alarmante pérdida de competitividad.

Después de alcanzar en 2024 su mejor marca en exportaciones de carne vacuna, con 930 mil toneladas enviadas al exterior, la industria frigorífica atraviesa un presente complicado. Aunque la faena total en el país se redujo apenas un 2,5 % en lo que va del año, el impacto fue más profundo en las plantas exportadoras, donde el retroceso alcanzó el 10 %.

Esta merma se explica por la fuerte baja en las ventas internacionales, que según datos de la Secretaría de Agricultura cayeron 33 % en el primer bimestre del año y se desplomaron un 40 % en marzo. La consecuencia directa no se hizo esperar: Azul Natural Beef, uno de los frigoríficos más importantes del país, despidió a 40 trabajadores. Según operadores cercanos a la empresa, el recorte se debió a una combinación de factores: menores exportaciones, falta de competitividad cambiaria y problemas de gestión interna.

El presidente del Consorcio de Exportadores de Carnes (ABC), Mario Ravettino, advirtió que la situación afecta a todas las empresas del sector exportador, muchas de las cuales aplicaron vacaciones anticipadas, suspensiones y despidos. “Trabajamos con un dólar real de $930, ya que al tipo de cambio oficial se le descuentan los derechos de exportación. Necesitamos recuperar competitividad urgente”, sostuvo.

Desde la Cámara de Frigoríficos de Santa Fe, su referente Sebastián Bendayán confirmó el panorama: aunque allí no hubo cesantías, reconoció que la situación es más crítica para quienes venden al exterior que para los orientados al consumo interno. La mayoría, explicó, opera con garantía horaria, un régimen que establece un mínimo de horas trabajadas para reducir costos laborales.

El nuevo esquema de tipo de cambio flotante no aportó soluciones al sector cárnico, que además enfrenta una suba sostenida del precio del ganado en pie, cuyo valor en gancho ya supera los 5 dólares por kilo, ubicándose incluso por encima de Uruguay, el segundo país más caro de la región.

Mientras Brasil marca récords de exportación con políticas más estables y mercados diversificados, la Argentina sigue atada a una matriz comercial limitada y altamente dependiente de China, que representó el 65 % de los envíos físicos en el primer trimestre del año. Esta concentración expone al sector a riesgos elevados frente a cualquier alteración en ese vínculo comercial.

A eso se suma la escasa oferta de novillos pesados, consecuencia de años de desincentivo productivo. La falta de políticas sostenidas afectó la planificación ganadera, y los efectos negativos de esas decisiones se arrastran por años. A diferencia de la agricultura, que se renueva ciclo a ciclo, el impacto en la ganadería es de largo plazo y mucho más difícil de revertir.

El potencial del país sigue intacto: infraestructura, genética y conocimiento están disponibles. Sin embargo, para que la cadena de valor crezca, es indispensable eliminar las retenciones, dar previsibilidad y generar condiciones para atraer inversiones. De lo contrario, el negocio exportador seguirá achicándose y el país continuará desaprovechando una de sus mayores fortalezas.

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