8 de octubre de 2024
Una nueva alerta, resistencia míltiple de Amaranthus palmeri.
La Re de Manejo de Plagas de Aapresid emitió una nueva alerta roja por Yuyo Colorado resistente al preemergente sulfentrazone, inhibidor de la PPO de la familia de las triazolinonas, en conjunto con herbicidas de las tres familias de ALS y glifosato.
Resistencia a herbicidas en A. palmeri.
A nivel mundial se han descrito hasta la actualidad 79 biotipos con resistencia a diferentes grupos de herbicidas: Auxinas, ALS, EPSPS, HPPD, PSII y PPO. Para este último modo de acción únicamente se habían reportado a los activos postemergentes fomesafen, lactofen, acifluorfen.
Para el activo sulfentrazone es el primer reporte internacional de resistencia de esta especie, siendo el registro más cercano el de Amaranthus hybridus en Bolivia en el 2005.
En Argentina en 2013 se confirmó en A. palmeri la resistencia a los herbicidas clorimuron, Imazetapir, Diclosulam (Inhibidores de ALS) y en el año 2016 a Glifosato (inhibidores de la EPSPS).
A inicios del año 2024, se evidenciaron fallas de control en Amaranthus palmeri en un área de aproximadamente 150 hectáreas en lotes destinados a soja en la localidad de Los Juríes, en el centro este de la provincia de Santiago del Estero. Se trata de fallas de control con aplicación preemergente de sulfentrazone a la dosis recomendada por el marbete. Ante este hallazgo, se recolectaron semillas del biotipo para ser analizadas por especialistas para evaluar esta sensibilidad en condiciones controladas.
Es importante destacar que esta situación está circunscrita actualmente a un lote específico de la localidad mencionada, ya que no se han evidenciado situaciones similares en áreas cercanas o lotes de la Chacra Bandera Aapresid. Además, A. palmeri no es la especie más dominante de este género en la región, siendo A. hybridus la de mayor presencia. Por ello, es crucial difundir esta información para que los productores de la región y de otras áreas presten atención a esta situación.
El equipo de trabajo conformado por los especialistas Dr. Ing. Agr. Ignacio Dellaferrera (ICIAgro-UNL-CONICET-FCA), Ing. Agr. Eduardo Cortés (Investigador FCA-UNL y consultor privado) e Ing. Agr. Federico Venier (consultor privado) estudió en el laboratorio la población recolectada en Los Juríes (Ap62) y una población conocida como susceptible de Rosario de la Frontera (Salta) (denominada Ap60).
Para comparar la susceptibilidad diferencial entre ambas poblaciones, se realizó un ensayo de dosis respuesta. Se aplicaron 9 dosis crecientes de herbicida (0 a 1400 ml/ha) en macetas con un suelo Argiudol típico. Después de la aplicación, se realizó una lluvia de 20 mm para incorporar el herbicida.
Se cuantificó el número de plantas a los 21 días después de la aplicación, expresando los resultados como porcentajes del testigo no tratado. Los datos se ajustaron a un modelo de regresión logística. Para cada población, se determinaron las dosis de herbicida necesarias para inhibir los nacimientos de las plantas en un 50% (LD50), comparándose entre ellas para obtener el respectivo factor de resistencia.
La aplicación de dosis creciente de Sulfentrazone reduce progresivamente el número de plantas nacidas, existiendo diferencias significativas entre la población sospechada de resistencia (Ap62) y la susceptible (Ap60) respecto de la dosis requerida para reducir este valor en un 50 %. El factor de resistencia calculado fue de 8,8; considerando la reducción en el número de plantas, lo que permitió a los especialistas confirmar la resistencia del biotipo «Ap62» a la aplicación preemergente de sulfentrazone.
Las curvas de dosis-respuesta obtenidas indican que la resistencia se encuentra en un estado inicial, comenzando a segregarse. Este es el momento oportuno para implementar tácticas de control preventivas y evitar así el aumento de individuos resistentes en esta población.
Análisis similares para glifosato y los inhibidores de ALS imazetapir, diclosulam y metsulfuron, revelaron que la población en cuestión resultó además resistente a estos herbicidas, para los cuales esta especie ya presentaba resistencias simples.
Asimismo, se realizaron pruebas similares en ambas poblaciones utilizando flumioxazin, un herbicida que comparte el mismo modo de acción que el sulfentrazone, donde el biotipo Ap62 resultó ser susceptible.
Sobre la maleza.
En Argentina, se han descripto 27 especies del género Amaranthus, siendo Amaranthus hybridus la de mayor importancia y dispersión a nivel nacional. Sin embargo, Amaranthus palmeri, desde hace poco más de una década también se encuentra como maleza problemática. En su área de origen, es común en suelos húmedos y perturbados, sitios excesivamente pastoreados, en pastizales del desierto, bordes de caminos, vías férreas, campos cultivados y pasturas bajo riego.
Amaranthus palmeri presenta algunas características particulares que permiten diferenciarla de otras especies de este género, especialmente de A. hybridus. Estas son:
Inflorescencias terminales largas y poco ramificadas. Inflorescencia terminal alargada, densa, poco ramificada de 10-60 cm de longitud, en general erecta, en especial cuando es joven. Las inflorescencias femeninas poseen brácteas espinosas y producen abundante cantidad de semillas. Por el contrario, las inflorescencias masculinas son suaves.
Mayor tasa de crecimiento. Sistema radicular extenso y profundo y es una especie muy eficiente en el uso del agua.
Patrón de crecimiento del meristema apical agrupado. Las hojas se agrupan en la parte superior, lo que permite captar mayor cantidad de luz, vistas desde arriba se asemeja a la forma de una estrella.
Especie anual, diclino dioica (pies femeninos y masculinos separados) (Figura 2), las restantes especies de Amaranthus conocidas en Argentina son monoicas.
Estrategias de manejo.
El manejo de esta maleza se presenta como especialmente dificultoso debido a la capacidad de manifestar resistencias y a la gran capacidad para dispersarse. Estudios recientes en EE UU determinaron que una planta aislada de Amaranthus palmeri puede llegar a colonizar entre un 95 y 100% del lote en solo 3 años, por lo cual se debe implementar un programa de manejo acorde a disminuir la capacidad de diseminación de esta maleza. Esto exige un plan proactivo que integre prácticas complementarias a las químicas, entre ellas:
Monitoreo frecuente y prolijo, para una precisa identificación en estadios tempranos. Además del monitoreo de banquinas, bordes y otros espacios que podrían albergar poblaciones de la maleza. También el monitoreo por aplicación química, permite detectar tempranamente fallas de control y posibles resistencias.
Rotación de cultivos, para interrumpir el ciclo de la maleza y rotar herbicidas con diferentes mecanismos de acción y los momentos en los cuales estos se aplican. El uso de alternativas de cultivos tolerantes a herbicidas también facilita este fin.
Siembra de cultivos de servicios, contribuye a suprimir las emergencias de manera significativa al disminuir la temperatura, la alternancia térmica y la cantidad de luz que llega al suelo. Facilita a su vez el manejo, concentrando el flujo de emergencia de la maleza.
La implementación de cultivos con arreglos espaciales competitivos, como espaciamientos estrechos y selección de materiales con mayor aptitud competitiva.
La extracción de plantas aisladas en forma manual-mecánica antes de que las semillas alcancen la madurez es muy importante, para eliminar posibles escapes y dispersiones.
Limpieza de la maquinaria agrícola, especialmente si provienen de lotes enmalezados y antes de ingresar a un lote limpio. Evitar la cosecha de manchones con elevada densidad o hacerlo al final.
Control químico La probabilidad de éxito en el control químico está relacionado con la oportunidad o momento de realización de los tratamientos.
Las prácticas de control deben comenzar luego de la cosecha del cultivo estival ya que en ese momento, se pueden encontrar plantas jóvenes que acortan su ciclo alcanzando el estado reproductivo con tamaños pequeños, capaces de producir semillas viables. Por lo que deben ser eliminadas por medios manuales o a través de tratamientos con herbicidas. En este caso, utilizar glifosato en mezcla con hormonales (2,4-D, dicamba o picloram) y PPO quemantes (carfentrazone, piraflufen o saflufenacil) resulta una buena estrategia; es importante recordar que aunque existan poblaciones con resistencia o baja sensibilidad a cada uno de los activos por separado, la mezcla de los tres sigue teniendo un control efectivo. La utilización del doble golpe con paraquat luego de los herbicidas anteriores también puede mejorar el resultado final.
En la primavera (octubre a diciembre) pueden registrarse nuevas emergencias que también deben ser eliminadas tempranamente. Aquí se puede realizar similar tratamiento que se mencionó anteriormente para el barbecho. Pero más allá de esta aplicación – y debido a la elevada producción de semillas, germinación superficial y continua durante la primavera y verano que presenta esta especie -, el manejo se debe centrar en bajar el banco de semillas del suelo, por lo cual la utilización de herbicidas preemergentes o con acción residual y con un mecanismo de acción diferente a los inhibidores de ALS, debe incluirse sí o sí en el programa de manejo.
Dependiendo del cultivo a sembrar, zona de producción (para evitar problemas de fitotoxicidad) y fecha de siembra, es posible utilizar en soja Metribuzin, Diflufenican, S-metolaclor, Terbutilazina, Flumioxazin, Pendimetalin, Piroxasulfone, etc. Para el caso del maíz se puede utilizar Acetoclor, S-metolaclor, Piroxasulfone, Isoxaflutole, Amicarbazone, Terbutilazina, Biciclopirone, Flumioxazin.
Las combinaciones de estos activos con diferentes mecanismos de acción y/o la aplicación secuencial de los mismos, dentro de un breve intervalo de tiempo, en general tienen un mayor impacto y pueden extender el período de protección, contribuyendo a prevenir la evolución de resistencia.
Las aplicaciones de postemergencia deben ser complementarias a las prácticas culturales y a los tratamientos residuales.
Para el cultivo de soja, las opciones disponibles con mecanismos de acción diferentes al glifosato y a los inhibidores de ALS, son relativamente pocas y comprenden el fomesafen y lactofen, solos o en mezcla con benazolin o cloroacetamidas recordando que en algunos casos, existen poblaciones poco sensibles o resistentes a los herbicidas inhibidores de PPO en post emergencia. Para tener éxito en estos tratamientos la maleza tiene que ser muy pequeña y estar en buenas condiciones hídricas, puesto que estos herbicidas son regulares en su eficacia. Para el caso del maíz los herbicidas inhibidores de la síntesis de pigmentos (HPPD) como mesotrione, tembotrione, tolpyralate o topramezone, en mezclas con inhibidores del fotosistema II como atrazina son excelentes opciones. En cultivos con tecnología Enlist, el glufosinato de amonio (inhibidores de la síntesis de aminoácidos) en mezcla con 2,4D asegura un excelente control.
¿Qué podría pasar a continuación?
En Argentina, se observa una marcada tendencia hacia el uso rutinario de herbicidas de alta eficacia y facilidad de aplicación, lo que incrementa la probabilidad de aumentar la frecuencia de biotipos resistentes. En particular, los herbicidas inhibidores de PPO se están utilizando con gran intensidad y frecuencia, lo que probablemente ha ocasionado la selección de este biotipo con resistencia múltiple.
Este hallazgo se limita a un lote específico de la localidad, sin evidencias similares en áreas cercanas, por este motivo es esencial compartir esta información para que los productores revisen sus lotes después de la aplicación e identifiquen escapes tempranos, para evitar que la resistencia se propague.
Además, el sulfentrazone continúa siendo de alta utilidad en el control de A. palmeri y de Amaranthus hybridus, siendo esta última la especie de este género de mayor dispersión en el país. Por lo tanto, es esencial cuidar su uso para mantener su eficacia el mayor tiempo posible. Esto se logra mediante la implementación de las prácticas de control mencionadas, de manera conjunta y planificada, ya que aplicadas de forma aislada tienen un impacto relativo.
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