9 de octubre de 2023
Producción avícola: un día en una planta productora de huevos y pollos híper tecnológica en Entre Ríos.

La firma “Fadel” incuba más de un millón de huevos semanales y produce 140.000 pollos diarios. Aplicaron la integración como blindaje ante las reiteradas crisis del país y hoy llevan adelante un modelo agroindustrial con la última tecnología.
Subidos a una moto o desde la ventanilla de un auto, mirar el paisaje de las cuchillas entrerrianas es parte de la rutina para los trabajadores de Fadel, la empresa avícola, productora de huevos y pollos, de la cual hoy subsisten más de 600 familias oriundas de Concepción del Uruguay, San José, Colón y Pronunciamiento.
No solo se trata de ir desde el hogar hasta el trabajo: la rutina a bordo de los camiones también incluye a los transportistas, quienes vehiculizan la producción entre la planta de incubación, la granja de engorde, la planta frigorífica y subproductos, y la planta de alimentos.
Estas cuatro locaciones, todas en un radio de no más de 45 kilómetros, necesitan del trabajo coordinado y se autoabastecen de manera tal que la empresa mantiene un ritmo de unos 1,2 millones de huevos incubados a la semana, con un resultado final de 140.000 pollos diarios producidos.
Salir de una crisis y querer aprender cómo evitar caer en la siguiente parece estar en el ADN de los empresarios argentinos. La potencialidad de negocios que ofrece el campo marida también con la resignación de que, después de una crisis, seguramente vendrá otra siguiente. Algunos profesionales toman nota de esto y buscan blindarse, y la historia de Fadel viene por ese lado.
HUEVOS Y POLLOS EN ENTRE RÍOS
Antes de la crisis de 2001, Tornour se dedicaba exclusivamente al mundo del transporte de cargas, pero el estallido lo llevó a salir de ese ámbito y puso su capital en la producción porcina junto a otros socios. Las inquietudes no terminaron allí. En paralelo se abrió la posibilidad de incursionar en el mundo avícola, y en ese camino, en 2007 sumaron una planta elaboradora de alimento balanceado para acopiar materias primas para los cerdos. Pero en ese mismo año Fadel puso primera en la cría de pollos parrilleros. En ese inicio se trató de la compra de pollitos bebés y fomentaron el engorde. Luego, invirtieron en la compra de gallinas reproductoras.
Cada uno de los huevos es vacunado por primera vez mediante una ínfima aguja que penetra la cáscara y aplica la dosis en días en los cuales el animal sin nacer tiene el estómago fuera de su cuerpo. El proceso se hace con el objetivo de que una vez que su formación resulte exitosa el medicamento sea metabolizado.
MÁS TECNOLOGÍA
Los huevos se meten en la sala de preincubación hasta la hora en la que tienen que entrar a la incubación, a 100 grados farenheit. El paso arranca a unos 20 grados centígrados pero llega a tocar los 37°.
Se trata de un lugar donde el producto entra en un proceso mediante el cual las bandejas en las que está alojado simularán el movimiento de la gallina de manera automática, y rotarán su posición. Pero lo más importante es que garantiza esos miles de nacimientos.
En otra de las salas de incubación visitadas se pudo apreciar que los pollitos recién nacidos que hicieron el rompimiento ya caminan, revueltos en el interior de las bandejas. Se trata de 84 pollitos bebés por cada una, y si bien el espacio se ve diminuto para sus movimientos, el personal de Fadel revisa la evolución y envía hacia el siguiente proceso a los ya nacidos, mientras que el resto de los huevos sin romperse permanecen allí hasta 21 días en total.
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