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2 de junio de 2025

Un cambio que reconfigura el negocio del cuero

Derogaron una normativa clave de los años 90 que beneficiaba a las curtiembres. Se profundiza el giro a favor de los frigoríficos.

El Ministerio de Economía sigue barriendo regulaciones heredadas que limitaban la exportación de cueros crudos bovinos. Esta vez, dio de baja la Resolución 537, una norma vigente desde 1992 que fijaba criterios para calcular el valor imponible de estos productos en el comercio exterior, usando fórmulas que el sector frigorífico consideraba desactualizadas y perjudiciales.

La eliminación fue oficializada este lunes mediante la Resolución 727/2025, publicada en el Boletín Oficial, y representa otro paso firme del Gobierno en su estrategia de destrabar uno de los mercados más regulados de la agroindustria. Con esta decisión, los frigoríficos ganan aire y competitividad en un negocio estimado en 400 millones de dólares.

La resolución de los años 90, firmada durante la gestión de Domingo Cavallo, tomaba como referencia el precio del cuero en el mercado de Chicago y asumía un peso estándar de 30 kilos por pieza, sin contemplar las diferencias reales de calidad y tamaño del producto argentino. Este cálculo, afirmaban los exportadores, resultaba poco representativo y restringía operaciones.

En los últimos meses, la política oficial respecto al cuero cambió drásticamente: ya se habían eliminado las retenciones a su exportación y también la obligación de pasar por un control de calidad a cargo de las curtiembres. Con la eliminación de esta vieja fórmula impositiva, se desmonta una de las últimas estructuras regulatorias que favorecían a la industria curtiente local.

“La normativa resultaba incompatible con los nuevos objetivos del Gobierno, y su aplicación se volvió abstracta”, afirma el texto oficial, que lleva la firma del ministro Luis Caputo. El argumento es claro: equiparar el tratamiento del cuero con el del resto de los productos agroindustriales, mejorar la competitividad y facilitar la internacionalización del sector.

Aunque las curtiembres locales advierten por una pérdida de protagonismo, desde el Palacio de Hacienda la señal es contundente: menos trabas, más exportaciones y más libertad para competir en los mercados internacionales. El cuero, históricamente intervenido, se encamina hacia una nueva etapa.

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